Su pelo, aun sin tener un corte femenino, acompañaba sus preciosas facciones de la cara. Sus labios finos. Sus ojos grandes y perfilados. Marrones. Un color tan común entre los ojos de la poblacion… pero ella los hacia peculiares. Ella tenía sus ojos. Del color de sus ojos. Y sin ser un marron igual que el marron de cualquier otros ojos.
Llegó a la puerta donde encerrándose, iba a ser libre. Y le abrió una figura femenina tan dulce que sin tocarla olía a vainilla, y con solo mirarla sabía uno que esa piel sabía a melocotón y resbalaba seda.
M.Ekisdé.
...ella los hacia peculiares. Ella tenía sus ojos. Del color de sus ojos...
ResponderEliminarMe encanta esta frase.. bonito blog! :)