Curiosamente, le abundaba el deseo.
Le despertaba de sus más adentros, un fuego color café.
Le despertaba de sus más adentros, un fuego color café.
No era nadie ni nada especial.
Si que era especial, claro, todo lo que experimentaba con cada individuo era hermoso.
Pero no era nada más especial que cualquier otro encuentro y roce con otra persona.
Aún así, quemaba. Porque siempre buscaba un poco de peligro.
Si que era especial, claro, todo lo que experimentaba con cada individuo era hermoso.
Pero no era nada más especial que cualquier otro encuentro y roce con otra persona.
Aún así, quemaba. Porque siempre buscaba un poco de peligro.
M.