13 de noviembre de 2016

“Nunca dejaré de amarte“

Curiosamente, le abundaba el deseo.
Le despertaba de sus más adentros, un fuego color café.
No era nadie ni nada especial.
Si que era especial, claro, todo lo que experimentaba con cada individuo era hermoso.
Pero no era nada más especial que cualquier otro encuentro y roce con otra persona.
Aún así, quemaba. Porque siempre buscaba un poco de peligro.


M.

16 de septiembre de 2016

Castillos rotos

Algo estoy haciendo para que la cosa no funcione.
Falta solidez, es lo más obvio que veo. Falta sostenibilidad, equilibrio y limpieza.

Algo estaré haciendo para ir girando las cosas, para ir viciandolas.

Parece que las estructuras tiemblan, que el castillo empieza otra vez a resquebrajarse.

El agua que rodea al castillo salvándolo de las maldades ajenas se ve alterada por los rotos de la estructura.

El castillo no puede romperse, y el agua no debe sufrir daños por lo que le pasa al castillo.

M.

Círculos

Me encanta el color del frío.
La bajada de temperatura baja los tonos del paisaje también.
Se me calma el alma inevitablemente.

Me recuerda a cuando reposo en ti;
cuando respiro de tu pecho.
También a los sabores de tu forma;
al amor que me profesas.

M.

24 de agosto de 2016

Se palpa el cambio

Hablo del ser.
De la energía y de la esencia.
De lo que quisimos ser y de lo que somos o hemos dejado que seamos.

Antes el "YO" era menor, más pequeño.
Ahora, sin darte cuenta, abarca más de lo que sanamente debería.

Depende de las circunstancias que te rodeen o te hayan rodeado, de las personas, de la ciudad...


Sin darme cuenta he dejado de trabajarme, y he fluido por encima de todo como por inercia.
Hay un orden en mi vida: que si el trabajo, que si la casa, que si tal que si Pascual. Y como todo ha ido funcionando y saliendo bien, no he ido a la transcendencia, a lo profundo y valioso. Al ser.

Noto un hueco, que no es que sea falta de desarrollo, es que ha ido siendo vaciado.
El alimento del alma.

Las personas que me he ido encontrando en esta nueva etapa me han ayudado bastante a vaciarme. Ha sido el hecho de adaptarme a ciertas actitudes que nunca habían sido de mi palo.
Hablo del egoísmo, sobretodo. Del interés propio, del poco amor al ajeno. De la poca empatía.

Circunstancias me hicieron colocarme en la postura de alguien frío, de alguien con pocas cosas en la cabeza que no sea sobretodo el juicio.

¿Quiénes somos para juzgar?

La cuestión, es que esa postura que era temporal, y para salvarme ligeramente de situaciones, está durando demasiado. Ha durado demasiado.
Se me ha escapado esencia y magia. Y a mi me encanta la gente con esencia y magia, asi que siempre he ido a por ello.

Me alejé de mis raíces y mi entorno, y con el tiempo he perdido más de mi de lo que me había dado cuenta.


Ahora me está salvando de este hueco, entre otras cosas, un trozo de mis raices, que vuelvo a tener a mi vera.
Ha sido como un toque de atención, un "poner los pies en la tierra" (que soy yo), un recordatorio... algo que ha hecho que no me vea, porque falta bastante de mi magia.

Voy a por mi, a traerme.



M. 

16 de marzo de 2016

Subimos.

Segunda entrada en el blog desde que estoy viviendo en Barcelona.
Primera del año.

Cambio de piso, cambio de actitudes, y cambios en el trabajo.
Actualmente no me muerdo las uñas.
(Finalmente no pude llevar a cabo el plan de comenzar a estudiar en septiembre).

Cuando todo se inició (piso, trabajo y relaciones) consideré al tiempo que el escalón que tenía que subir, para superar esta prueba de mi nueva etapa, era gigantesco. Me preguntaba diaria y continuamente por qué esto era así, por qué me sentía hipercargada de fuerza, confianza y motivación y aún así me cuestionaba una y otra vez mis capacidades y mi forma "de estar siendo"(no sé si me explico).
Este escalón se me abría en un abanico, no proporcionado, de asuntos escalofriantes que debía comprender, trabajar y superar... pero madre mía. Se dividían en cuatro, pero tres de ellos no ocupaban ni el 15% del abanico. Desde que llegué a Barcelona, prácticamente, entró en mi vida una persona que reventó de mi toda estabilidad.

Quiero decir que no me considero nadie para juzgar a nadie, y mucho menos a esta persona que traté únicamente desde el 7 de julio hasta el 7 de diciembre de este año pasado, 5 meses justos. Imposible creerme en posición de juzgarla a pesar de todo, pero no puedo evitar la idea de que dejó de ella misma en mí.
No empatizaba, no compartía la alegría de los demás, ensuciaba para brillar ella y mentía minuto a minuto sobre todo lo que tuviera que ver con ella. Siempre todo por y para ella.
Me encontré con una de las pocas personas más tóxicas, más injustas y más ruin que he conocido. Era injusta y mala persona.
He trabajado durante 5 meses con una persona que poco corazón tenía.
No dudo en que algo tenga, y le deseo realmente que sea feliz, que lo consiga, pero no quiero volver a cruzarme con ella en un momento que dure más de 1 minuto.

Diariamente me he preguntado mil veces a la hora, qué era lo que tenía que aprender de esa situación, y cómo superarla.
Finalmente el escalón lo subí, no del todo, pero lo subí. Cuando ella por fin dejó su puesto de trabajo, y después de una breve transición, fue entonces cuando ya pasé al siguiente, que es en el que me encuentro.

Este cambio en mi vida fue el último del 2015, e hizo que finalizara el año sintiéndome aun más hipercargada de fuerza, confianza y motivación, y lo empecé igual.
A día de hoy no sabría decir a qué me enfrento en este escalón, porque estoy viviendo tranquilamente, con mi paso-a-paso, cumpliendo o intentándolo.
Mi alrededor es sano, no paro de aprender y aprender. Lo tóxico que pueda haber no ha podido conmigo hasta el momento. Quiero seguir así: pa'rriba!

Tengo que ser mejor, que se que no estoy siendo todo lo que puedo, pero paso-a-paso.


Sigo queriéndome.





M.